1. Aprenden a interactuar. Los campamentos alejan a tus hijos de los ordenadores, móviles, la televisión y otras tecnologías que se comen su tiempo. Así, aprenden a conversar, practican deportes y se divierten con juegos presenciales.
2. Se refuerza su independencia. Pasar un verano separados de sus familias les ayuda a ser fuertes e independientes. Los campamentos de verano les ofrecen un ambiente seguro en el que pueden empezar a crecer.
3. Aprenden inglés. Si eliges un campamento de verano en el extranjero con actividades diseñadas para ingleses nativos y en el que convivirán con niños nativos, asegurarás su interacción en inglés y que se sumergirán de lleno en el idioma. Es la mejor forma de aprender inglés en el extranjero.
4. Salud mental. Es emocionalmente saludable que pases un tiempo separado de tus hijos. Permitirá que puedas invertir un poco de tiempo en ti, tu matrimonio y tu trabajo. Nunca viene mal.
5. Disfrutan. Los niños y jóvenes lo pasan fenomenal, especialmente si hay un programa rebosante de todo tipo de actividades. Los campamentos de verano ayudan a generar recuerdos, amistades y habilidades que duran toda la vida.